miércoles, 8 de abril de 2015

Misericordia tua, Domine, plena est terra: iustificationes tuas doce me (Ps. 118, 64)



Esta hermosa foto del Montsacro, que me envió un buen amigo, tomada desde el Naranco el día de Pascua, me sirve para ambientar el versículo que titula esta entrada.

Este monte es sagrado porque en él estuvo la Sangre Preciosa del Redentor cuya Misericordia llena la Tierra, del Maestro que nos enseña el camino de la Justicia. 

Sangre que podemos adorar en el Santo Sudario.


Maestro que sigue hablando; que nos sigue enseñando lo que sabemos desde siempre pero necesitamos recordar. 

Como, por ejemplo, que las lágrimas de amor por las almas, que derraman quienes están unidos al Amor de los Amores, siguen obteniendo misericordia para las que gritan porque se encuentran, en el momento del juicio particular, responsables de tantas omisiones, de tantas contemporizaciones con los pecados de aquellos de quienes fueron responsables en vida.

Sigamos a la escucha. Sigamos en la súplica.

¡Feliz Pascua!

Shalom!

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