Hoy, fiesta de Santo Toribio, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, empezamos esta peregrinación.

Es una enorme gracia ser criatura de Dios. Mucho mayor ser hombre. El colmo ya, ser católico. Pero dentro de esa condición aún caben otras gracias. Pienso que la mayor es la del sacerdocio.
Pero haber nacido en España, tierra evangelizada por Santiago, tierra de María es una enorme alegría y responsabilidad, y motivo de especial agradecimiento a Dios nuestro Señor.
Cuando Toribio es designado por la divina Providencia para ser el custodio de las preciosas reliquias que hoy se veneran en la Cámara Santa de Oviedo, se produce un episodio más de la predilección divina sobre nuestra Patria.
Después de muchas peripecias, terminan él y su precioso cargamento en el Montsacro.
Santo monte al que tengo la dicha de acudir frecuentemente desde hace muchos años.
Una gracia más, y no la menor que el divino Nazareno y su santísima Madre han querido concederme, y en correspondencia a la cual empiezo hoy esta peregrinación.
Shalom.